jueves, 28 de enero de 2010

Nine

Tengo sentimientos encontrados con respecto a "Nine". para empezar, no la he incluido en el apartado de los Oscar porque me parece que la van a ignorar por todos los lados, y, por una vez, no estaría totalmente en contra. Y es que me ha decepcionado, no mucho, pero sí lo suficiente. Tal vez es que mis espectativas para con esta película eran muy altas. ¿Por qué? Para empezar, es un musical, y yo adoro los musicales, por eso siempre espero no mucho, sino lo mejor, de los mismos. Y la cosa es que no me suelen fallar. Segundo, porque las dos primeras películas de Rob Marshall ya dejaban el listón muy alto: "Memorias de una geisha" me parece, con sus defectos, una muy buena película que me gusta mucho, pero sobre todo, su debut con "Chicago", que es fantástica, divertida, espectacular, bien dirigida, mejor interpretada, magníficas canciones y un guión que no se queda atrás, un montaje de los mejores que he visto en muchísimo tiempo... Total, para mi, una película perfecta, una de mis favoritas. Con esto ya bastaría para ver por qué esperaba con tantas ganas su tercera película, pero es que además estaba el reparto, con un primer protagonista que en principio no me convencía (Javier Bardem), pero que finalmente fue sustituido por uno de mis actores favoritos, Daniel Day-Lewis, acompañado de un plantel de actrices de lujo (con alguna excepción; ¿Cruz?, ¿Hutson?). El único miedo que tenía era que después de todo ello, el musical no estuviera a la altura, ya que no lo conocía, pero bueno, viendo el éxito que había obtenido en teatro, no esperaba nada malo.

¿Qué ocurre entonces con "Nine"? Pues que todo lo que en "Chicago" (por poner el ejemplo más cercano) era redondo, aquí se queda a medias. Vale que "Nine" como musical no es "Chicago", ni es "Jesucristo Superstar", pero es bastante decente: la historia está bien (no podría ser de otra manera con Fellini detrás), un poco simple, pero bien, y las canciones son buenas, y hay algunas realmente destacables. Leí una critica antes de ver la película en la que se decía que lo peor era el montaje, y no me lo podía creer, vistos los precedentes del director; pero, lamentablamente, es verdad. Da la impresión de que Rob Marshall no sabe que hacer con la cinta, no sabe como unir las partes habladas y los números musicales, fatal introducidos siguiendo la misma fórmula que en "Chicago" de situarlos todos en un mismo escenario, que en la otra iba a la perfección y era original, pero aquí la sorpresa se pierde y además es algo que no pega nada, ya que nos saca continuamente de la historia que estamos siguiendo. Parece mentira que este director venga de dirigir musicales en Broadway. En fin, pensaba que no le habían nominado por la consabida manía que se tiene a los musicales, pero no, no le han nominado porque no se lo merece y punto. Es lo que más me ha disgustado de la película, ver como un director con las capacidades de Marshall las pierda de esta manera (qué ironía si lo relacionamos con el protagonista del musical).

La historia, ya sea por la de Fellini o por esta, es de sobra conocida: un famoso director italiano, Guido Contini, entra en crisis creativa y es incapaz de escribir el guión de su última película, mientras que, para sumar presión, tiene que lidiar con las mujeres de su vida, las de su pasado y su presente. El personaje mejor dibujado de todos es el de Guido, mientras que las mujeres, excepto su mujer y su amante, pasan un poco de refilón por la historia sin saber muy bien que hacen ahí. La mejor escena de la película es sin duda el número interpretado por Fergie, "Be italian", que une una parte que emula al neorralismo italiano (los niños, en blanco y negro, llendo a ver a la prostituta que vive al lado de la playa) con otra que es el espectáculo más "de musical" , podríamos decir, de todos. Lástima que ambos, lo más destacado y mejor hecho de la película, se reúnan en esta escena y no se vuelva a ver más. Porque los demás números poco tienen que ver con los de los musicales clásicos que todos nos imaginamos. Sí que tiene otros momentos importantes, como el de desesperación absoluta del protagonista en "I can't make this movie", o los tristes y románticos "My husband make movies" y "Unusual way", que son los únicos tres que pueden llegar a emocionar algo, aunque nada me haya llegado a poner los pelos de punta.

Uno de los aspectos que más destaca de la película son las actuaciones (menos mal). El mejor de todos, y con diferencia, es sin duda Daniel Day-Lewis, que hace todo, cantar (muy bien), poner acento italiano, reír, llorar, desesperarse... sólo le falta bailar, pero bueno, como el personaje no lo requiere, se lo perdonamos. Nos presenta a un personaje atractivo y a la vez agobiado, deprimido, qué quiere hacer las cosas bien pero que no sabe ni siquiera lo que hace mal. Logra que empaticemos con él y que nos interese lo que le vaya pasando, y por ello la película sea interesante y no pesada y aburrida, algo que sin su actuación sería imposible. Debería ser uno de los nominados fijos este año al mejor actor, aunque tiene todo en su contra: su actuación no se ha valorado demasiado bien (¿por qué? Misterios de la vida), protagoniza un musical (que, sea bueno o malo, ya sabemos que en los Oscar... oh! Vade retro) e imagino que pensarán que con haberle dado su segundo Oscar hace dos años ya puede darse por satisfecho durante un tiempo. Así que no, no creo que esté nominado, aunque es una de las mejores interpretaciones masculinas del año, quieran verlo o no. En cuando a las actrices, todas hacen bien su papel, algunas muy bien, como Marion Cotillard, maravillosa siempre actuando, cantando, bailando o haciendo lo que sea, y la gran sorpresa de Penélope Cruz, que canta y baila mucho mejor de lo que podía imaginar. Y, aunque salga poco, está claro que Nicole Kidman ha nacido para hacer musicales: es la que mejor canta, llena la pantalla sólo con su presencia y su número es de lo mejor de toda la película. Las demás bueno, parece que están por estar: Judi Dench está muy bien como siempre, pero la historia podría pasar perfectamente sin su personaje, al igual que con el de Kate Hudson, que canta y baila muy bien pero su número, aunque divertido y bien hecho, desentona con el resto. Fergie, a pesar de su número, no sale lo suficiente como para saber si actúa bien o mal, y Sophia Loren, en fin, no canta un pimiento, todo hay que decirlo, pero siempre gusta verla en pantalla.

Tampoco los aspectos que suelen ser destacables en otros musicales en este no se pasan, como ya he dicho del montaje. Lo mejor es la fotografía, muy buena, con algunas vistas de Italia bastante espectaculares, y partes en blanco y negro muy buenas, pero que contrastarían más si el resto de la película fuera más colorido. Yo creo que es casi, a parte de mejor actriz secundaria, y tal vez canción, el único premio al que podría optar. El vestuario, que mezcla un poco de todo y se queda en nada, y los decorados, que no tienen gran variación, no son malos, pero tampoco son especialmente destacables.

Así que "Nine" es una película, podríamos decir, media. Ni muy buena ni muy mala, ni muy espectacular ni muy sosa, ni muy divertida ni muy dramática, ni deja frío ni emociona... Está en un constante "quiero y no puedo", que al final parece solucionarse un poco, pero el resultado es muy irregular. Y eso, si en cualquier película es imperdonable, más en un musical, que requieren una espectacularidad y una emoción mayor. En fin, la critico más duramente porque es un género que me encanta y me da más pena que me decepcione ésta que otras, pero bueno, es lo que hay, es una película que se puede ver, no es rematadamente horrible como también la han querido ver algunos, pero no es tampoco una de las mejores películas del año, como yo me esperaba. Lástima.

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