lunes, 5 de julio de 2010

Expiación (Atonement)

Hay veces que revisionas películas que viste hace años y que en su día no te marcaron, pero que cuando las ves de nuevo, ves las joyas cinematográficas que son, y que entonces no valoraste. Uno de los ejemplos más claros me pasó con "American Beauty", que vi con 14 años cuando la estrenaron y que, a pesar de sus buenas críticas y de sus Oscars, no me gustó (sólo Kevin Spacey, uno de mis actores favoritos desde entonces), y que no volví a ver hasta hace un par de años, y me dejó impresionada, descubrí entonces la gran película que y que yo en su día no supe ver. Pero claro, de los 14 a los 22 años hay un mundo, y es normal que la entendiera y la supiera valorar más siendo más mayor. Pero con la película que voy a comentar, "Expiación", el caso es distinto, ya que la vi hace sólo 2 años y medio, y me impresiona cómo ha cambiado mi percepción y mi forma de ver cine en tan poco tiempo. Cuando la vi por primera vez, a principios del 2008, fue porque había recibido muy buenas críticas y ademas era una de las firmes candidatas a estar nominada en los Oscar (finalmente, así fue). Y me gustó, no voy a decir que no, pero me pareció fría y algo pesada y pretenciosa, arrastrando demasiado el peso del libro en el que está basada. Reconocía que estaba bien hecha e interpretada, y hubo alguna escena que me marcó y que aún recordaba claramente, pero me esperaba más. Anoche, sin embargo, volví a verla y mis sensaciones fueron totalmente distintas: me pase toda la película sobrecogida, impresionada por cada plano y cada escena, sorprendida de cómo no pude ver en su día lo que ahora veo claramente, que esta película inglesa es una maravilla en todos sus aspectos, una lección de hacer buen cine, o mejor, gran cine. No es en absoluto fría, sino, más bien, muy inglesa, es decir, muy contenida, con muy poco arranques de emoción desbordada por parte de los personajes, y tal vez sea eso lo que en su día confundí con frialdad, pero que no es así en absoluto, sino que logra transmitir emoción y pasión sin recurrir exageraciones innecesarias. Ya digo que la película tuvo un considerable éxito de crítica y de premios (entre otros, el Bafta y el Globo de Oro), aunque finalmente, de sus 7 nominaciones a los Oscar, sólo logró hacerse con uno. Una lástima para la mejor película de un año en el que los Oscar fueron, para mi, de los peores y con menos interés de los últimos tiempos.

Basada en la novela de Ian McEwan, la historia se desarrolla en la Inglaterra de los años 30, cuando en casa de la familia Tallis se va a celebrar una cena importante con motivo de la llegada del hijo mayor y de un amigo suyo. Las dos hermanas de la familia, la pequeña Briony, y la mayor Cecilia, están enamoradas de Robbie, un chico pobre pero que es el protegido del padre de la familia Tallis. Una sucesión de malentendidos que ocurren ese día, así como en parte por los celos que Briony siente de la relación que empieza a surgir entre Cecilia y Robbie, harán que éste termine en cárcel, truncando así el futuro de todos. El británico Joe Wright, que había debutado un par de años antes con "Orgullo y prejuicio" (a la cual le debo también una revisión), fue el encargado de llevar a la gran pantalla un libro muy difícil de adaptar, pero lo consiguió con éxito. La película está asombrosamente dirigida, con un exquisito buen gusto, con el que hasta las escenas más duras no resultan tan desagradables. Tiene momentos absolutamente magistrales que deberían quedar para siempre destacados en la historia del cine, como el larguísimo plano-secuencia de minutos en la playa de Dunkirk, el cual ojalá Hitchcock pudiera levantar la cabeza para verlo. A pesar de todo, Wright no fue nominado al Oscar, lo que dejó a la película prácticamente fuera de las quinielas de los Oscar (ya se sabe que la película que no comparte nominación a película y al director, no tiene apenas posibilidades de ganar el premio), saliendo beneficiado de la exclusión Wright en las nominaciones Julian Schnabel por "La escafandra y la mariposa". Para mí, ninguno de los dos debería sustituír al otro, ya que hacen ambos hacieron dos de los mejores trabajos de su año, y sin embargo, me parecieron excesivas las nominaciones de Jason Reitman por "Juno", una buena película pero a todas luces menor en comparación con las otras dos, y la de Tony Gilroy por "Michael Clayton".


El guión, en el que ninguna frase tiene desperdicio, sí que delata un poco su procedencia literaria, de la cual la película no puede librarse, pero no es un lastre demasiado pesado. El montaje también es otro de los puntos más fuertes de la película, que nos presenta rewinds, escenas paralelas, flashbacks y flashforwards, que pueden parecer complicados, pero que el espectador comprende y sigue sin ninguna dificultad, y sin sentir que desentonen o que corten el ritmo de la historia, y que además nos ayuda a ver alguna escenas desde distintos puntos de vista, lo cual las hace aún más interesantes. El montaje está también en perfecta coordinación con la banda sonora (de la que hablaremos enseguida), un ejercicio de estilo como pocas veces he visto en el cine.

Con todo un reparto de lujo de actores británicos, para mi el peso de toda la película lo lleva un James McAvoy en estado de gracia. Uno de los mejores actores actuales sin duda, tengo la esperanza de que en cualquier momento despunte definitivamente y se deje de considerarle un actor "nuevo" o "revelación", algo que le ha robado una más que merecida nominación al Oscar en varias ocasiones: la primera, por "El último rey de Escocia", en la que, más que Forest Whitaker, él era el verdadero protagonista; la segunda, por esta película, su mejor papel hasta la fecha; y tal vez este año podría haberse llevado otra por "La última estación", ya que sus compañeros de reparto, Helen Mirren y Christopher Plummer estuvieron nominados, y de nuevo es él el verdadero protagonista. En "Expiación" compone un personaje complejo y maduro, con el que por fin deja de parecer un crío. En cuanto a Keira Knightley, ya hacía algún tiempo que empezaba a demostrar que, a parte de una cara bonita, es también una actriz estupenda, y aquí volvió a quedar claro. Fantásticas están también las tres actrices que interpretan a Briony Tallis en tres etapas de su vida: con 13 años, Saoirse Rornan, única americana de los protagonistas y además única nominada al Oscar y una de las jóvenes promesas del cine actual; con 18 años, Romola Garai, la menos conocida pero muy buena actriz inglesa a la que yo descubrí en "Bailo por dentro" (donde también actuaba James McAvoy) y "Amazing Grace"; y por último, ya anciana, la gran Vanessa Redgrave, que en sólo unos minutos de aparación, se come la pantalla. Pero lo cierto es que la película también tiene todo un plantel de secundarios de lujo que bordan sus papeles, como Brenda Blethyn, Harriet Walter, Juno Temple, Benedict Cuberbatch, Daniel Mays, Gina McKee o Michelle Duncan.

Técnicamente, la película es deslumbrante: la fotografía nos regala escenas preciosas y es muy hábil a la hora de iluminar las escenas, mucho más luminosas al principio, más oscuras según se anuncia la tragedia, o completamente grises en las escenas de guerra, o momentos como en el que Robbie mira las postales a la luz de una cerilla, o Briony va andando por el hospital y las lámparas se encienden a su paso. La dirección artística y el vestuario están pulcramente cuidados en todos sus detalles (recordamos que el vestido verde que luce Keira Knightley se ha convertido en un icono, ya que fue elegido el mejor traje de la historia del cine). Pero puede que lo mejor de la película sea la increíble banda sonora de Dario Marianelli, que realiza aquí su mejor trabajo hasta la fecha, y que se llevó un más que merecido Oscar. La forma de componer uno de los temas principales, a partir del tecleo de una máquina de escribir, es ya mítica. También la escena de nuevo de la playa de Dunkirk, tal vez la mejor de la película, está acompañada de una manera extraordinaria de combinar la música extradiegética con la diegética del himno que cantan los soldados. Esta combinación se hace en otros momentos de la película, siempre muy habilmente. No es sólo que todos los temas sean melódicos y muy bellos, sino que además se adaptan a la perfección a la necesidades de la película. Me tendré que informar, pero no me extrañaría nada que director, montador y compositor trabajaran juntos, porque si no no me explico un resultado tan perfectamente medido.

Me hubiese gustado hacer un comentario mucho más extenso, pero al fin y al cabo esto no es una tesis, y me llevaría mucha investigación, aunque no descarto hacerlo algún día. Sólo puedo recomendaros fervientemente que, si aún no la habeis visto, lo hagais en cuanto podais. Yo me alegro enormemente de haberme decidido a verla otra vez, fue una sorpresa aún mayor que si la hubiera visto por primera vez. Es sencillamente preciosa, no solo por su historia sino también por la manera en la que está realizada, que para mi roza la perfección en muchísimos aspectos. Como ya he dicho otras veces, no hay nada que me gusta más que ver grandes películas como esta, que no hacen más que recordarme por qué me dedico a estudiar cine. Una de las mejores películas de los últimos años que nadie debería perderse. Espero que el tiempo la convierta en el clásico que merece ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario