miércoles, 30 de septiembre de 2009

El secreto de sus ojos

Y termino este mes bastante apático en todos los sentidos, en el cinematográfico también, por eso no me he pasado por aquí demasiado, con la incorporación de un nuevo miembro a este blog que esperemos que en breve de señales de vida y llene de contenidos la página cuando yo, como este mes, no pueda hacerlo. Bienvenido Miguel. Y también el último día puedo hablar de la película que en su día quise poner aquí como la película del mes, y que a partir de mañana cambiará, que es "El secreto de sus ojos", y no me arrepiento en absoluto, porque no sólo es la mejor película de mes, sino también una de las mejores películas del año. Se presentó hace unos días en el Festival de San Sebastián y fue la que mejores críticas recibió de todas, así como las notas que ha ido recibiendo en todos los lados, de 8 en adelante; aunque no se llevó finalmente ningún premio (lo del palmarés del Festival de San Sebastián de este año clama al cielo, pero eso sería un tema a parte que daría para mucho debate, porque se les ha visto el plumero muchísimo) todo parece indicar que es una de las candidatas más fuertes para estar nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, y esperemos que así sea, por que se lo merece, porque es excelente.


El único problema que tengo con Juan José Campanella, el director, es que después de realizar esa maravilla llamada "El hijo de la novia", que es mi película favorita, dejó el listón demasiado alto, por no decir insuperable, y así, las demás películas que he visto de él, como "El mismo amor, la misma lluvia" o "Luna de avellaneda", me han gustado, son bonitas, están bien hechas, pero siempre me dejaban como esperando algo más. Y eso me esperaba al ir a ver también esta, que no es nada malo, pero el caso es que me sorprendió muchísimo, para bien; sigue sin llegar al nivel de "El hijo de la novia" (pero es que creo que para mi ninguna película llegara, y el día que llegue seré inmensamente feliz, porque significará que he encontrado otra joya igual), pero es una película casi perfecta, absolutamente redonda, dirigida de manera magistral, y que tiene todos los ingredientes para mantenerte pegado al asiento sin despistarte ni un momento: el thriller, apasionante, de los mejores que he visto, con final sorpresa incluido, pero sin ser exagerado ni desentonar en absoluto; la historia de amor, bellísima, más de miradas y de importancia de lo que no se dice que de lo que se dice (la escena del tren, la más bonita de la película, con razón sale dos veces); incluso con grandes momentos de comedia como sólo los argentinos saben hacer (las escenas de la casa de la madre del sospechoso , "me cago en vos!" y la de la posterior bronca del jefe son impagables). Es casi como digo, mantiene todo el tiempo interesado y no llega a hacerse un poco larga como podía pasar con las otra películas que he dicho. Tiene escenas fascinantes como la del partido de fútbol y la del interrogatorio, que demuestran la maestría y el buen hacer del director.


Otra característica importante de Campanella es que es un extraordinario director de actores, como pocas veces he visto otro igual. Se supone que los ojos de los que habla el título son los de la protagonista, pero para mi sin duda los ojos de la película son los de Ricardo Darín, de los más bonitos y expresivos que se pueden ver en una pantalla ahora mismo. Este maravilloso actor se ha vuelto el permanente protagonista de las películas del director, lo cual nos encanta porque es genial poder verle una y otra vez por su manera de inundar la pantalla cada vez que sale. En esta película vuelve a bordar su papel y a conseguir mágicamente que pasemos de estar partiéndonos de risa a llorar a lágrima viva en sólo unas escenas; ya digo que es algo mágico. Simplemente, me encanta. Aunque no sería justo decir que Darín ensombrece a los demás actores, porque están perfectos, como Soledad Villamil en su papel de la heroína, que es una de esas actrices tan naturales que te olvidas de que está actuando, y sobre todo, los dos descubrimientos que hice, ya que nunca les había visto antes, que son Guillermo Francella y Pablo Rago, que con sus interpretaciones dejan sin palabras. Sólo por tener la oportunidad de poder ver tantísimas grandes actuaciones juntas ya merece la pena ver la película.

Otros apectos destacables (bueno, destacable es casi todo), sin duda la banda sonora, es absolutamente preciosa, de esas que se te quedan dentro, y que los compositores clásicos podrían envidiar. Sí, es clásica y romántica, tanto que parece compuesta en el siglo XIX, ¿es eso un problema? Para mi no, desde luego. Y además está muy bien integrada en la película, sin empachar y utilizada en los momentos precisos en los que hay que reforzar la emoción. Me quito el sombrero ante Federico Jusid. El guión es también muy importante, con grandes frases y monólogos de los actores, como ya ocurre en sus otras películas, que tocan temas profundos y realistas y con los que te sientes identificado. Las escenas que más me impresionaron fueron en las que el protagonista y el marido de la víctimas hablan de la pena de muerte (y todo lo que esa conversación conlleva después en el argumento, aunque ya me gustó antes de saberlo) y la del bar, cuando se dice que "un hombre puede cambiarlo todo, menos una cosa: su pasión.". Increíble.

Y si desde luego la pasión no se puede cambiar, el cine es mi pasión, y lo que realmente me apasiona es cuando se hacen películas como esta, saliendo del cine satisfecho contigo mismo por haberla visto. Y si no es una película absolutamente perfecta, ya que para mi lo único que le falta es ese "algo" indescriptible, esa chispa que caracteriza a las obras maestras, salí entusiasmada del cine y espero poder verla otra vez pronto, porque estoy segura de que ganará con las revisiones y encontraré muchos más detalles nuevos y mejores.

Che, hasta el mes que viene, boludos!!!

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