martes, 1 de septiembre de 2009

Anticristo (Antichrist)

Ayer me dio por hacerme una sesión de cine friki. Lo digo porque Lars Von Trier es un director de culto que entusiasma a una pequeña minoría y espanta a todos los demás; y yo generalmente formo parte de este último grupo. He visto poco, muy poco, del creador del movimiento Dogma 95, pero ya solo el hecho de que todo el mundo alabe como si fuese una de la mejores películas de la historia a la aburrida y deprimente "Bailar en la oscuridad" (que califiquen esta película como musical me parece un insulto, NO lo es, si hasta el mismo director lo dice, el hecho de que de vez en cuando se introduzcan sin ningún sentido unas cuantas horrendas canciones interpretadas por una Björk que parece más bien un saco de gatos, no la convierte en un musical), hizo que le cogiera algo más de manía. Pero reconozco que sus películas y la polémica que siempre las rodea me atraen la mayoría de las veces. Y es lo que me sucedió con su último estreno, "Anticristo", que se ha calificado como la película más polémica del 2009, y claro, no podía dejar de verla. Aún así, no soy tonta, sabía a lo que me arriesgaba: a querer salirme a los 5 minutos, a aburrirme como una ostra, a horrorizarme hasta el límite... Y esto fue lo que me encontré.

"Anticristo", como es típico en el director, está dividida en 4 capítulos, a los que precede un prólogo, y acaba con un epílogo. Lo primero que se nos muestra es a la pareja protagonista haciendo el amor, mientras que su hijo pequeño se sale de la cuna y se asoma a una ventana abierta, precipitándose al vacío. La madre será incapaz de superar la muerte del pequeño, y el marido, que es psicólogo, intentará ayudarla a que lo supere haciéndole enfrentarse a sus miedos, para lo cual se van a una cabaña perdida en medio del bosque llamada Edén, donde ella ya estuvo meses atrás con el niño. A partir de este punto me veo un poco incapaz de seguir explicando el argumento. Y es que la película comienza sorprendentemente normal, demasiado, todo se entiende, las reacciones y la formas de contar la historia, son, pues eso, normales, algo que no te esperas de Lars Von Trier. Eso sí, es cuando ya llevan unos días en la cabaña cuando empieza a ser una locura (como dice el zorro, "reina el caos"); locura en el sentido de que no te enteras muy bien de lo que pasa, de que comienzas con una historia cotidiana en la que todo encaja como hemos visto muchas veces y acabas por no enterarte de nada. Esta claro que eso es lo que el director quiere, que el espectador se coma la cabeza con una historia abierta, y que saque sus propias conclusiones. El director la rodó en plena depresión y en ella se muestran sus miedos, su interior, y por eso es una película absolutamente subjetiva, en la que cada uno puede pensar lo que quiera. ¿Y eso de que el final es convencional para contentar a todo el mundo? Que alguien me lo explique, por favor. Pero no es locura en el sentido del festival de los excesos con el que se ha querido presentar la película; está claro que es muy dura, que tiene un par de escenas muy brutales y que también las escenas sexuales son fuertes. Pero, sinceramente, no me pareció exageradamente horrible, ni desagradable, no me marcó ni me traumatizó. A lo mejor es porque, visto tanto cine, ya estoy curada de espanto, pero no creo que la gente que vea esta película sean precisamente poco cinéfilos y tiendan a asustarse con facilidad. No entiendo que en una sociedad que ve películas como "Kill Bill", por poner un ejemplo, se escandalice al ver esta película.

Como en cuanto a argumento ya digo que ni puedo ni quiero intentar juzgar la película, me centraré en sus aspectos técnicos. Y aquí ya hay mucho de donde sacar. Desde luego, el prólogo en maravilloso, en blanco y negro, y a cámara lenta, y con música de Haendel, en el que se muestra el amor de la pareja, y a la vez el espanto de ver como el niño, poco a poco, va cayendo por la ventana. Redondo y una muestra de buen cine es lo que es este principio. La película ya digo que sigue relativamente normal, aunque las escenas del marido intentando psicoanalizar a la mujer se pueden hacer al final un poco largas y pedantes, con exceso de palabrería. Cuando llegan al bosque, empieza a cobrar vida un nuevo protagonista: el sonido. Está claro que Trier ya ha dado por imposible el Dogma, y que esta película, sin sonido grabado, sería inconcebible. No tiene música (a parte de la de Haendel), pero es el sonido el que realmente crea la tensión y el miedo. Los sonidos del bosque llegan a ser terrorificos. Los efectos visuales están muy conseguidos y la cámara no es que me parezca especialmente destacable, pero no está tan desastrosamente utilizada como he leido en algunas críticas.

En cuanto a los actores, Willem Dafoe está bien, aunque a su personaje no sabes muy bien como interpretarle al principio, pero al final si le comprendes y te compadeces de él por cómo se lo hace pasar Charlotte Gainsbourg, que se llevó el premio a la mejor actriz en Cannes, y no es de extrañar, ya que es uno de esos papeles en los que un actor se deja la piel y se pone al límite. La escena en la que ella enloquece y le tortura (no voy a expecificar cómo), es la más brutal de la película, y toda esa parte recuerda a las mejores películas del mismo tipo, al estilo de "Misery", de personajes que se encuentran solos y aislados de todo el mundo, y sientes con angustia que están perdidos hagan lo que hagan. Puede que esa parte fuera la que más me gustó de la película. Es de imaginar que ambos, pero sobre todo ella, acabarían destrozadísimos moral y físicamente después del rodaje.

Me parece que con Lars Von Trier pasa lo mismo que por ejemplo con David Lynch, que para ver bien y entender más o menos sus películas antes tienes que informarte y leer sobre ellas, sino andarás bastante perdido. Yo en mi caso en esta película, ya había leido las teorías sobre si la protagonista era una bruja, pero es eso, que si no lo lees ni se te pasa por la cabeza ni te enteras de las cosas que hace ni por qué las hace; aún así, tampoco esta teoría es 100 por 100 segura. Como he dicho antes, todo queda abierto. Por otro lado, no me siento tonta por no entender estas películas, porque se que en el fondo nadie lo hace, y quien diga que lo hace, miente, porque si ni los propios directores quieren que las entendamos, ¿cómo vamos a hacerlo? En fin, que Lars von Trier sigue sin ser mi director favorito, aunque me he reconciliado un poco con él, es una película interesante de ver para los aficionados al cine, porque técnicamente es bastante buena, pero que en general es minoritaria y hay que estar muy preparado psicológicamente para verla. He dicho.

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